martes, 3 de abril de 2012

En alto y para toda la oficina

No es que este tema sea nuevo. Sonaba en el quirófano en el que nací. O eso me gusta pensar. Y fue el canto del cisne de lo feliz y lo francés. Conjunción entre la estética "Queen" y los grititos de labios entreabiertos de los "Beach Boys". Una pena que fuera cabecera de un programa de radio quemando su efecto. Pero probad a ponerlo en alto en el lugar de trabajo (la casa propia lo es). En mi oficina todo el mundo se ha puesto a pegar saltitos. O eso me gusta pensar.

3 comentarios:

  1. Hecho, lo he puesto bien alto en mi despachito.

    Estando sola como estoy, pensé que no iba a tener efecto ninguno pero, para mi sorpresa, en el primer uuuuúúú uuuú, el perrito de peluche, el pequeño elefantito de madera y el estilizado dios de un templo libanés que adornan mi mesa se han puesto a dar saltitos. La grapadora movía su cucú de arriba a abajo soltando pequeñas grapitas ahora inútiles, y el abrecartas que heredé de alguien y que nunca supe dar uso, ha resultado ser un dance-machine.
    También tengo un número 5 de gomaespuma, pero a este he tenido que llamarle la atención, por muy contento que te ponga la música, hay actitudes que no se pueden tolerar en un despacho.

    Las cosas nunca dejan de sorprenderte.

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  2. Quiero una cazadora de cuero magenta como ésa.

    Es imposible resistirse a, como poco, hacer coros en algún uuuuuhh.

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