viernes, 27 de enero de 2012

Mala salida


Esta pasada noche vieja, gracias a una conversación casual me di cuenta de algo que de pronto esclareció muchas de los problemas de los que adolece nuestra patria.

¿Por qué en Suecia se vive mejor?¿Por qué los americanos son más honrados?¿Por qué los franceses aprecian más su tierra?¿Por qué los alemanes trabajan de forma más eficiente?¿Por qué si se contamina un pepino nos echan la culpa a nosotros?¿Por qué en Portugal hablan mejor inglés?¿Por qué pirateamos tanto?

Todo tipo de analistas, políticos, científicos, tertulianos, columnistas, blogueros, etc, llevan años proponiendo explicaciones de lo mas variopintas a los múltiples problemas de nuestra sociedad. Que si es por los políticos, que si es por nuestro pasado en dictadura, porque el clima nos hace vagos, por la clásica picaresca española, por estar separados de Europa geográficamente, por la monarquía, por la burbuja inmobiliaria, por Leticia Sabater y qué sé yo…

Y no, resulta que la explicación es mucho más sencilla: Hacemos una mala salida. El problema es que todos los años empezamos con retraso, exactamente con 36 segundos y algunas centésimas de retraso, pues ese es aproximadamente el tiempo que duran nuestras campanadas de nochevieja. Así que cuando nosotros estamos empezando a atiborrarnos de uvas, los franceses ya están brindando con Champán; cuando estamos atragantándonos con el grumo que se empieza a formar en la boca, los suecos ya se están dando calurosos y reconfortantes abrazos; mientras hacemos el último esfuerzo para pasar la bola, los ingleses ya están borrachos e incluso alguno ya la ha liado parda y está sangrando por la nariz.

Finalmente, cuando nosotros estamos empezando todo ese ritual de abrazos y besos, nuestros hermanos europeos ya lo han superado y olvidado y están pensando solamente en el nuevo año. En 12 meses de innovación, desarrollo, economía creciente, cursos de idiomas, patriotismo, verdura sana y televisión infantil de calidad.

Por si alguien lo duda, nuestras campanadas empiezan exactamente a las 12 en punto y ya que cada campanada dura poco más de 3 segundos, nuestro año empieza 36 segundos y algunas décimas después que el del resto de Europa, que simplemente hacen una cuenta atrás de 10 a 0 en la que el 0 coincide con las 12 en punto.

Cabe reseñar que en la nochevieja de entrada al año 1997, Don Jose María Aznar, presidente del gobierno por aquel entonces, en una acción arriesgada e innovadora, como lo son todas las de su partido, decidió acelerar las campanadas, restándoles 18 segundos con la esperanza de así, coger algo de carrerilla y acercarnos económica, política y socialmente a Europa.

Ni que decir tiene que, aunque se le agradecerá eternamente su esfuerzo, no fue suficiente, aquí seguimos, a la cola de estos 100 metros lisos donde lo más importante es la salida.

5 comentarios:

  1. ¡Qué barbaridad!

    Conociendo a Rajoy, lo mismo nos hace dividir las uvas en tres trozos para ahorrar ocho uvas por ciudadano e ir a velocidad europea.

    Eso sí, mis ocho van directas al culo de alguno de S&P, GP Morgan, Goldman y Sach y demás. De moscatel, con piel, ramillas y a velocidad de campanada alemana. Como a ellos les gusta, que lo leí en un anexo.

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  2. ¿Has dicho grumo?

    Este año solo comeremos uvas en caso de que los vendimiadores sean voluntarios.
    Estaría bien que los políticos fuesen voluntarios, no? Total, peor no pueden hacerlo.

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  3. Eso lo explica todo. En mis últimas nocheviejas el cuerpo me pedía soltar lastre justo al ir a empezar las campanadas, y como consecuencia las oía desde el trono, y aún tardaba unos minutos más en salir y empezar la carrera. Siempre he empezado el año tarde, más ligero pero tarde. Y depende por dónde lo mires, han sido unos años de mierda.

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    1. La bajona no perdona. ¿A quién? ¡A tú!

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    2. Bajona´s Brothers y su gran éxito "Down to the syndrom".

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