domingo, 26 de febrero de 2012

Pffff!!



Era un buen tipo. Del tipo de personas con las que te gusta cruzarte en la vida. No era especialmente guapo pero tenía esas facciones que, bien colocadas, otorgan ese carisma que te hace estar atento a cada palabra que sale de su boca. No es que su voz fuese especialmente profunda, era más bien peculiar, pero dentro de la peculiaridad que hace que tus oídos estén cómodos. Sin duda lo que más le caracterizaba era su altura. Sobrepasaba los dos metros de altura y eso hace que, llegues donde llegues, la gente se fije en ti.

Ya de niño se veía que le gustaba ayudar a la gente. Puede que fuese por su altura que le hacía pensar que era más fuerte que los demás y eso le exigía una responsabilidad como si de un héroe de sus comics se tratase. Su altura también le exigió intentar labrarse un futuro en el baloncesto, deporte que no le gustaba y que le resultaba más violento de lo que estaba dispuesto a aceptar. En su afán de ayudar a la gente decidió optar por una carrera sanitaria. Su tiempo libre lo dedicaba a ayudar en su comunidad enseñando a tocar la guitarra a niños desfavorecidos y a participar con una ONG.

Pero había algo que no podía evitar hacer y que le divertía sobremanera y avergonzaba a partes iguales. Cuando paseaba por las calles de su ciudad y adelantaba a gente significativamente bajita, les dejaba un regalo gaseoso.

7 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Esto se merece un:

      -Pero si yo no he sido!
      -No, no, pa'ti.

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  2. Has conseguido hacerme reír recién levantado de la siesta. Y bien sabe Crom lo difícil que es éso.

    Si yo midiera dos metros, seguramente haría lo mismo.

    La foto me da nosequé.

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  3. Pero si tú te ríes hasta recién acostado!! Anda yaaaaa! no mentes a Crom por nada.

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  4. No mentarás a Crom en vano.
    Tampoco cambiarás cromos con Al Bano.

    ¿Qué hago respondiendo comentarios a las dos y pico de la mañana?

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