miércoles, 13 de octubre de 2010

Cuando las series hacen "click"


Más de 100 años después del nacimiento del cine, las series han redibujado el panorama. Es así y creo que ya no hay vuelta atrás. Si no desaparecen antes, es cuestión de tiempo que los cines comiencen a emitir capítulos dobles de series. Y todo es tan tonto como lo que un día debió pasar en la literatura. Los cuentos eran las historias hasta que a alguien le dió por pensar ¿Y si narro algo que no tenga por qué ser leido todo seguido? Y nació la novela. Pues bien, las películas son ahora cuentos, las series novelas. Y unas y otras pueden ser mejores o peores, pero una buena novela se disfruta más tiempo que un buen cuento. Y es más fácil seguir leyendo una novela todas las noches que un cuento nuevo cada día. De ahí esta huída masiva de la cinefilia a la televisión. Porque es más fácil. Y porque internet o la tele de pago permiten no perderse los capítulos.


Con algunas excepciones (Yo Claudio, etc...), las series constaban de capítulos que en realidad eran cuentos protagonizados por los mismos personajes. Daba lo mismo perderse uno. Ahora, lo general es lo contrario. Cada día las series se parecen más, estructuralmente, a novelas. Pero parece que la paciencia que tenemos con estas no aparece con las series. Nadie pide a "Cien años de Soledad" un enganche argumental desde la primera página. Sí un potente inicio. Sí que prometa. Pero no que enganche. Y sí parece que se lo pedimos a las series de televisión. Todas las buenas series que he visto han tardado más o menos en hacerme "click". He necesitado tres o cuatro horas para apreciar de verdad lo que estaba viendo y quedarme allí. Y esas horas de esfuerzo se terminaron multiplicando por diez o veinte en disfrute.
Yo dejé "Los Soprano" tras ver los dos primeros capítulos. Y "Mad Men" tras ver siete. En el caso de la primera, me esperaba "Uno de los Nuestros" en cada capítulo (por cómo me la habían vendido). Una película por capítulo. Y no es eso. En el caso de "Mad Men", me rendí porque no contaba nada. Cuando retomé esta serie, entendí que lo que hacía era contar mucho pero con mucha más sutileza de la que estamos acostumbrados.
Sin un poco de esta no hubiera nunca descubierto (y disfrutado) de Javier Marías, Richard Ford, Bryce Echenique, Gª-Marquez, Jim Jarmush, 2001, Blade Runner, la ciudad de Roma, el bacalao a la riojana, el desayuno de los fines de semana, o los discursos de algunos de mis amigos. Otras costaron menos. Pero todas ellas cosas por las que merece la pena levantarse muchas mañanas, ¿no?

4 comentarios:

  1. ....mmmmmmmmmpueeeeeeees digo yo que si.....

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  3. Y Facto delafe, llegar a los sitios andando,los percebes, aprender a cocinar...

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  4. Facto de la fé, qué gran verdad.

    Con la cerveza pasa lo mismo. Aunque que emborrache ayuda a pasar el amargor de las primeras.

    Mudo

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