viernes, 25 de enero de 2008

El conferenciante


El ponente estaba siendo muy aburrido. El auditorio llevaba tiempo sin atender. Los había que actualizaban su agenda. Otros cabeceaban con los ojos abiertos. Uno intentaba que su rodilla contactara con los muslos que tenía a su izquierda. Y entonces el ponente calló. El auditorio tardó unos diez segundos en ser consciente de que aquello no era un silencio dramático. Todos levantaron la vista hacia el orador y vieron cómo éste se aflojaba la corbata para segundos después quitársela; se desabrochaba los botones de la camisa con parsimonia pero precisión y la abría cogiendo cada lado con una mano, extendiéndolas simultáneamente. En efecto, tenía tres pezones.

1 comentario:

  1. A nosotros nunca nos lo has enseñado! este verano, sin falta!!!

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