
Como ya comenté por aquí, uno de los patinazos más sonoros de los premio Nóbel fue conceder esta distinción al médico portugués Edgas Moniz en 1949 por descubrir/inventar la lobotomía. Se trata de un procedimiento que quita un trozo de la parte frontal del cerebro, cambiando totalmente el comportamiento del paciente. En general hacia un estado vegetativo.
Este procedimiento es criticable en cualquier caso, pero es de justicia decir que este médico únicamente lo recomendaba en contadas ocasiones: "ansiedad crónica severa [a saber a qué llamarían así], depresión con el riesgo de suicidio y el desorden obsesivo-compulsivo".
Pero al igual que Alfred Nóbel descubrió la dinamita, y más tarde otros la reutilizaron para hacer bombas, a Moniz le hicieron un flaco favor generalizando su "tratamiento". El culpable fue Walter Jackson Freeman II. Este otro médico simplificó la técnica de Moniz hasta el punto de emplear para realizarla un simple picahielos. Y aumentó las indicaciones hasta hacer que en ellas entrara cualquier paciente psiquiátrico al que se considerara incómodo (esto lo digo yo). Y tan seguro estaba de la utilidad de su técnica, que no se limitó a verla publicada en diversas revistas, sino que se compró una furgoneta e hizo una gira por los hospitales psiquiátricos estadounidenses en la primera mitad de los años 50 para enseñarla a otros médicos. Se dice que practicó él solo más de 2500 lobotomías. Y sus seguidores más de 40.000 (sólo en EEUU).
Por si alguien se lo pregunta, ya no se hacen. Electroshocks sí, pero esa es otra historia.
Freeman llamó a su furgoneta "Lobotomóvil". Y yo creo que fue para que quién se animara a hacer una película sobre esto tuviera el título en bandeja.