Me han llegado por mail estos tres ejemplos de resolución imaginativa de problemas de matemáticas de ayer y hoy.
1. En este primer caso, creo que queda claro que el autor tenía bien asentado que lo que está en el numerador y el denominador puede desaparecer si es igual. Minipunto yo le habría dado.
2 y 3. Los otros dos ejemplos prueban que los autores andarían justos en matemáticas, pero sobrados en lengua. Mo quiero imaginarme al padre reclamando al profesor de matemáticas que lo que se había pedido se le había dado.
¿Alguien sabría hacer una raiz cuadrada a mano?
¿Nos ha servido de algo conocer la longitud de la hipotenusa?
Me recuerdan al libro ese de respuestas burras de exámenes (no me acuerdo del título). Tipo: ¿Dónde está el cabo Kennedy? - En la tumba, lo mataron cuando era presidente.
ResponderEliminarEl primer problema no tiene sentido, no se puede resolver la ecuación sí no te dicen cuál es el segundo término.
La raíz cuadrada ni idea, para eso está la calculadora. Pero encontrar la hipotenusa con el teorema de Pitágoras es algo que uso habitualmente en mi curro.
Para mí la hipotenusa es uno de esos ataques de contracciones diafragmáticas que te dan cuando bebes de más, pero magnificado. También me parece nombre de diosa griega. La diosa griega de las pelusas de las esquinas, por ejemplo.
ResponderEliminarCuando oigo raíz cuadrada pienso en un árbol cuadrado, perfectamente trazado con escuadra y cartabón, con hojas triangulares y frutos cúbicos. El delirio de un geómetra, vamos. El delirio de, por ejemplo, Piero Della Francesca, a quien el dodecaedro conmovía hasta la ternura. Y aprovecho y dejo muy a propósito una canción de mi adoradérrimo señor Krahe (Javier), cuyas letras acarician el intelecto hasta sacarle los colores:
http://www.youtube.com/watch?v=MZAaeel6c2s&feature=related