Hace dos semanas asistí brevísimamente a los dos ensayos musicales más extraños que he visto en mi vida.
En ambos casos eran solistas y hombres. El primero, de unos 50 años, tocaba el clarinete. El segundo, de unos 35, la gaita.
El primero lo hacía a las 11 de la mañana en la calle Melchor Fdez. Almagro, dentro de un seat ibiza blanco aparcado en zona verde. Con las ventanillas cerradas y la partitura sostenida con el mismo artilugio que aguanta el GPS contra el parabrisas. Tocaba mal. Pero le ponía ganas. Fui y volví al banco desde mi trabajo y ahí estaba, en la misma página.
El segundo, todavía más extraña la cosa, estaba con su gaita debajo de un puente por Vallecas, con dos coches de policía frente a él. Pasamos con el coche por delante de él y nunca antes había tenido tantas tentaciones de ponerme detrás de un coche de policía, aparcar y ver qué era aquello. Pero no lo hicimos.
El caso del clarinetistas de interior, lo interpreté como un "por no molestar". Quizá los vecinos tuvieran crispados los nervios, acaso fuera su esposa.
En el caso de la gaita, dado que una gaita siempre molesta, creo que era una apuesta. Y que el gaitero era un policía de paisano, de ahí el público. Eso o un spot de televisión.
En ambos casos, los músicos me cayeron francamente bien. Como el último de los músicos del cuadro de Sempè que pongo aquí al lado. Tengo este cuadro encima de la tele y siempre que lo miro sonrío por el último, el que acepta el reconocimiento de los demás. Toca unas campanitas.
En ambos casos eran solistas y hombres. El primero, de unos 50 años, tocaba el clarinete. El segundo, de unos 35, la gaita.
El segundo, todavía más extraña la cosa, estaba con su gaita debajo de un puente por Vallecas, con dos coches de policía frente a él. Pasamos con el coche por delante de él y nunca antes había tenido tantas tentaciones de ponerme detrás de un coche de policía, aparcar y ver qué era aquello. Pero no lo hicimos.
El caso del clarinetistas de interior, lo interpreté como un "por no molestar". Quizá los vecinos tuvieran crispados los nervios, acaso fuera su esposa.
En el caso de la gaita, dado que una gaita siempre molesta, creo que era una apuesta. Y que el gaitero era un policía de paisano, de ahí el público. Eso o un spot de televisión.
En ambos casos, los músicos me cayeron francamente bien. Como el último de los músicos del cuadro de Sempè que pongo aquí al lado. Tengo este cuadro encima de la tele y siempre que lo miro sonrío por el último, el que acepta el reconocimiento de los demás. Toca unas campanitas.
Es una pena que la música, fuera del concepto concierto e incluso en algunos casos, en el mismo concierto, pueda ser extremadamente molesta. Solo imagínate una misma escala de notas tocadas una y otra vez... solamente durante dos horas. Eso y una gota de agua cayendo sobre tu frente cada segundo pueden ser las torturas más terribles sufridas.
ResponderEliminarPronto hará su aparición un batería que nos dará su sacrosanta opinión.
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ResponderEliminarVí esa misma lámina, la misma mismísima, en Granada hace unos años ¿puede ser?
ResponderEliminary ya entonces me hizo sonreír.
El clarinetista cortés con sus vecinos, indudablemente se hace simpático.
El gaitero, solo se salva porque el puente estaba en Vallecas. Quizá sea porque un viaje a Escocia me inoculó la desconfianza, pasan tan rápido de lo pintoresco a lo molesto...
En cualquier caso, Sempè siempre. Hace unos meses me trajeron éste recuerdo de París que se ve en dos partes. Viene a decir: “Sería terrible que fuese solo por sexo.”
La segunda parte es una dedicatoria.
A lo mejor el gaitero era un músico callejero al que se le había ido la cosa de las manos. ¿Qué cosa? Pues no se, la gaita, imagino.
ResponderEliminarBien sabe el amigo Kriskros que tengo muchas tragaderas y soy un gran aficionado a la música dañina. A éstos me gustaría verlos ensayando:
http://www.youtube.com/watch?v=zGhtlhPr_Pk&feature=related
Y como batería me identifico un poco bastante con el cuadro. Extrapolado a un conjunto de rock, la situación de un batería es algo así, el último mono, escondido tras los platos, no somos solistas, no cantamos ni ponemos morritos ni guiñamos el ojo a las fans de la primera fila... pero como demos un golpe mal dado se puede joder la canción hasta la catástrofe.
Perdona, el último mono es el bajista, que nadie se acuerda de él ni para elegirlo como último mono.
ResponderEliminarSomos como neveras, solo te das cuenta de que sonaban cuando paran.
Me encanta el símil nevera.
ResponderEliminar¿Es esto la versión inversa y musical de quien la tiene mas larga?
ResponderEliminarEl bajo y la batería son el Marcos Senna y Xabi de la Eurocopa. Y si no sabes de fútbol, a ellos les parece bien que te gusten más los delanteros.
Metaforín.
PD: Ainara, grande Sempè y su Pequeño Nicolás. Ese cuadro ha estado en la pared de 6 casas diferentes, Granada incluida.
No entiendo de fútbol.
ResponderEliminarBueno, quizá el batería tiene más erótica, por lo rudo y vistoso de su ejecución, pero el bajista tiene más visibilidad en un escenario. Aunque es cierto que para los profanos el bajista es simplemente otro guitarra con dos cuerdas menos.
Aportaré una anécdota real para limar las diferencias entre músicos. Con mi grupo heavy de juventud (Antares) nos fuimos a tocar a Zamora. Suele ocurrir que hay poca costumbre de llevar teclista y éste se tiene que situar a un lado del ecenario, bastante apartado. Al acabar el concierto conocimos (Tone mediante) a un grupo de mozas. Nos fuimos presentando, yo batería, yo guitarra, yo bajo, yo segunda guitarra, y cuando se presentó el teclas una de las muchachas preguntó: ah, ¿pero teníais teclados?
También me sé un buen chiste de bajistas, pero sois dos contra mí.
Estás tardando...
EliminarEstás tardando...
EliminarPor aclamación popular (Kriskros tiene el tamaño aproximado de un pueblo, por ejemplo San Pedro del Pinatar) contaré (escribiré) el chiste:
ResponderEliminarAsistimos al último concierto de gira de un grupo medianamente famosete. Están tocando la última canción y el cantante está pensando mientras canta: "a ver, a ver, a ésa me la follo. No, mejor a ésa. Uf, la otra qué tetas tiene...". El guitarrista por su parte piensa mientras toca: "qué ganas tengo de acabar la puta gira, volver a dar mis clases, volver con mi familia a mi casita...". El batería por otro lado piensa entre redoble y redoble: "a ver si acaba ésto pronto, vuelvo a mi grupito de jazz, a estar con mi churri...". Y el bajista, mientras toca, está pensando: "sol... do... sol... re...".
Disponemos de hoja de reclamaciones a disposición de la clientela. Preguntar por Kriskros.
jajaja
ResponderEliminarJajaja.
ResponderEliminarPero hay una excepción; Kriskros no piensa, actúa. De su subconsciente se pasa al sonido de las cuerdas. Mientras, en su cabeza suena un Ommmmmmmmmmmm silencioso.
Y otra. Guitardo piensa 001...111...010...111 (si es que en Apple se programa así, que lo mismo Matrix se ha quedado vieja)
Mudo (a mí me hubieran quitado las cuerdas de la guitarra y puesto un burka en ese chiste)
Quería decir las cuerdas del bajo. Es que al final la realidad supera a la ficción.
ResponderEliminarMudo
Hace poco me contaron uno parecido de un bajista que va a clases particulares y le dice el profesor: -A ver, hoy vamos a ver el Do. Se pasan la clase ensayándolo. Al día siguiente le dice el profesor: -Bien, hoy veremos el Sol. Toda la clase ensayándolo. Al día siguiente el alumno no va a clase y el profesor, preocupado, le llama para saber que ha ocurrido a lo que el alumno le responde: -Es que ya he encontrado trabajo en un grupo.
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