Asumiendo la paramilitaridad del video, reconozco que fui niño y jugué a la guerra. Muchas veces en las trincheras de la casa de Guitardo.
Y bueno, al que no le guste el video, siempre puede pensar que es una fina crítica a la guerra y a aquello que juegan nuestros indefensos menores gracias a sus inconscientes padres.
Está claro que cuando eres niño todo tiene otro significado. Jugar a pistolas y volarle la cabeza a alguien (de broma) no parece tan agresivo como cuando eres mayor.
ResponderEliminarTodo esto me recuerda a un chiste:
- Oiga, que su hijo le ha sacado la lengua al mío.
- Bueno, ya sabe, cosas de niños.
- Sí claro "cosas de niños", pero no podemos pararle la hemorragia.
Mira que no lo puse porque me pareció chungo, pero me encantó cuando lo vi. Mi parte favoritísima es el momento "Breaking Bad" de los niños haciendo "Drogue". Me encanta. Y la canción mola mucho.
ResponderEliminarMi infancia social se reducía a ir a casa de otros amigos, de mis padres por supuesto, a jugar al ordenador con sus hijos que ninguno era de mi edad. Más triste es robar.
Por fin veo el vídeo de marras, la versión de vimeo que cuelgan por ahí no se ve bien en mi ordenador. Me place sobremanera.
ResponderEliminarTambién me mola la caja de "droga".
Me encanta cuando en algunas pelis o series de polis y narcos denominan a la mercancía "droga" de forma genérica. Sueltan frases como "¿dóde está mi droga?", "tenemos la droga" o "necesito más droga". Me parece súper cándido.
De mi infancia recuerdo los domingos por la tarde en el pueblo de mis padres (Almagro), jugando a éso mismo en la era (unos montículos de arena en medio de un nada), sólo que nuestra munición era más tangible, tanto como las piedrecicas de diverso tamaño que pudiéramos encontrar. A pesar de la gañanería que rodeaba al juego había una regla tácita sobre no coger piedras demasiado grandes ni puntiagudas. Éramos críos, no bestias sanguinarias, y nuestra puntería tampoco era muy fina. Aún así, casi siempre había Mercromina de postre.