Al norte de Despeñaperros, esta palabra simplemente equivale a cansancio. En Andalucía la cosa se complica. También se usa con esta acepción, pero tiene al menos tres más. Una persona que tiene "fatiga", y que así lo dice, se entiende que tiene ganas de vomitar. Se han dado casos de pacientes venidos de otras comunidades autónomas ingresados en hospitales andaluces, que tras ser preguntados por cómo se encontraban, y ellos haber dicho que "fatigados", han recibido un pinchazo de primperam sin mediar más palabra. Otra forma en que se emplea por el sur es para designar algo parecido a pereza con una pequeña dosis de vergüenza. Hablar en público da "fatiga" a muchos andaluces. O llamar por teléfono a un amigo con el que tiempo atrás perdimos el contacto. Finalmente, los andaluces llaman "fatigas" o, con más frecuencia, "fatiguitas", a aquellas personas demasiado preocupadas por hacer las cosas pronto y bien. Esas personas que tienden a comprobar varias veces el horario escrito en un billete de autobús o a hacer los deberes del lunes el viernes por la tarde. Y eso.
Yo mismo, según lo que has explicado, me considero un "fatiguitas". Pero yo prefiero que me reconozcan como un buen productor que todo lo quiere tener organizado y a tiempo.
ResponderEliminarDisculpen este ataque de egocentrismo. Volveré a caer en él seguro
La verdad es que ya que lo dices tú, sí que eres un poco así. Te libras por madrileño.
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